Me da angustia mirar hacia atrás y vértigo mirar hacia delante. Así que me quedo con ganas de mirar para arriba, a ver si cae algo de naturaleza viva.

A veces dedicamos demasiado tiempo en intentar descifrar el presente. Y para cuando nos hemos dado cuenta, hablamos del pasado sumergidos en el futuro. Y lo peor, una “r” se cuela sin permiso. Lo que «podía» haber sido, pasa a ser lo que «podría» haber sido.

A veces tengo serias dudas de si estoy viviendo la vida que quiero o la que debo.

El amor es jodidamente inexplicable.

Qué más da quien dé el primer paso, lo importante es darlo.

¿Por qué andar cuando se está parado?
¿Por qué reír cuando se está llorando?
¿Por qué mirar cuando no se ve?
¿Por qué dormir cuando no se tiene sueño?
¿Por qué gritar cuando se está callado?
¿Por qué vivir cuando se está muerto?
¿Por qué amar cuando te sientes vacío?
¿Por qué preguntar cuando se tiene la respuesta?
¿Por qué huir cuando no hay salida?
Porque sin más.
Porque en el fondo necesitas estamparte con la cruda realidad.

Si me vas a pegar una puñalada trapera, mejor por delante, la espalda la tengo hecha un colador.

¿Por qué llorar cuando se tienen tantas cosas por las que reír?

¡Bienvenido 2013!
Año impar. Terminaciones inexactas. Canciones sin letra ni música. Sonrisa de dolor. Suspiros suspendidos. Miradas inyectadas. Pensamientos sospechosamente vulnerables. Bipolaridad cíclica. Sueños de medias tintas. Colores sin teñir. Acciones vacías. Amor sin «erre». Comienzos por el final. Tocar sin sentir. Finales impuestos. Anhelos ahogados. Ahora es el mañana y mañana ya fue ayer. Querer sin alcanzar. Correr sin moverse. Finales impuestos. Utopías reales.
El año 2013 va a estar cargado de contradicciones coherentes, ¡menuda paradoja! Lo mejor será tener a mano una pistola de agua y un barquito de hundir la flota, por si acaso.

A veces está bien sentir el calor extremo, incluso quemarse. Es la única manera de sentir que estás vivo.